Hijos de la Virgen Dolorosa

Somos un conjunto de hermanos y hermanas, que poseemos distintas edades y carismas. Nos reunimos en torno a la Virgen María, su modelo de santidad, humildad, servidumbre y obediencia bajo la advocación de la Dolorosa. Buscamos alcanzar el ideal de comunidad cristiana, es decir, siendo Iglesia evangelizadora, apostólica y caritativa.

 

Para nuestra formación contamos con una Hermana Religiosa perteneciente a la Compañía de María y dicha formación se da en tres niveles. Uno para mayores de 18 años, otro para menores de 18 años y mayores de 14 años y otro para menores de dicha edad. En caso de los adolescentes (entre 18 y 14 años), su agrupación (perteneciente a nuestra comunidad) posee un nombre especial: COMUNIDAD SAN JUAN APÓSTOL DE LOS HIJOS DE LA VIRGEN DOLOROSA. En dicha comunidad se busca darles una formación constante y pertinente dentro de la enseñanza eclesiástica y antropológica. En caso de los infantes, su agrupación se llama COMUNIDAD SAN GABRIEL DE LA VIRGEN DOLOROSA en donde se brinda una formación dentro de la edad del participante y las propuestas eclesiásticas.

 

Para nuestro servicio de procesión, nos distiguimos en tres labores esenciales:

 

• Capataces.- Quienes son elegidos por modelo de humildad y servicio a los demás. Ellos se encargan del recorrido procesional, de proteger a las sahumadoras y mantener el orden de los cargadores.

 

• Sahumadoras.- Las señoritas y señoras que se encargan del servicio del sahumerio y que busca anunciar el paso de la Virgen y santificar el piso que recorre.

 

• Cargadores.- Caballeros que se encargan de portar el anda con la imagen en hombros. Trabajan en comunión y siguiendo las órdenes de los capataces. Al momento del carguillo, realizan una oración en silencio pero sin perder el sentido de la procesión.

 

Para nuestra labor de servicio trabajamos todos en conjunto y siguiendo el testimonio de Cristo: SER SERVIDORES DE LOS DEMÁS.

 

Objetivo

 

En nuestra comunidad de Lima Norte se logra apreciar la carencia y falencia que poseen las distintas hermandades, cofradías, asociaciones de laicos, etc. Dichas falencias buscamos que sean contrarrestadas bajo las enseñanzas que la Iglesia nos muestra en el Derecho Canónico, el Magisterio de la Iglesia y la Doctrina Social; esto permitirá forjar una comunidad-hermandad de acuerdo a lo que la Iglesia pide: apostólica, misionera, evangelizadora y caritativa; priorizando la realización de la persona en su dimensión espiritual (desde el credo católico) y que, posteriormente, deribará en su desarrollo integral.